domingo, 2 de marzo de 2014

¿Cómo podemos ser mejores padres?

No he sido el mejor padre. Me equivocado cientos de veces en su educación y en su crecimiento, y a pesar de amarlos incondicionalmente, en muchas ocasiones he sido un padre ausente, y les falle. 
Les he pedido perdón todas las veces que hemos tenido conversaciones y las comidas que hacemos todas las semanas. Y ellos no le dan importancia a mis errores, a mis ausencias, 
Pero yo si..., yo soy el que se tiene que perdonar, el que tiene que olvidar..., y eso hago día a día, gracias a su amor, a sus risas, a sus abrazos...
No soy quien para dar consejos, ni para dar métodos, sin embargo hace un tiempo apareció ante mi unos escritos que hablan de unas leyes universales sobre la vida, los hijos, el amor... 
Hoy os ofrezco una de ellas, y quiero decir, que a mi me ayudaron a reconducir mi vida, a cambiarla. Con ellas comprendí que todos somos imperfectos, y que si vivimos en el amor la luz encontrara nuestro camino... 
Gracias hijos míos, gracias Carlos por tu amor, gracias Jota por tu amor..., os amo...

Existe una Ley Universal que nos ofrece ocho claves para encontrar el camino: La Ley de los padres conscientes


• Primera: Ama a tu hijo sin condiciones, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu energía…,
Segunda: Eres su padre o su madre, no un amigo, no un compañero, no un camarada…, aprende a ponerle límites desde el amor y el respeto, y enséñale que su vida esté basada en la armonía, en la comunicación, en la generosidad…,
Tercera: Ponte en su lugar, activa la empatía con él. Para comprenderlo, Le preguntarás cómo él te ve, qué piensa de ti y de tu entorno…,
Cuarta: Solicítale, de vez en cuando, que escriba o pinte a la familia; Cómo os contempla, cómo os siente, cómo os percibe, y tened una conversación constructiva sobre ello.
Quinta: Enséñale a pedir perdón y a perdonar como forma de vida. Edúcale para que viva en la gratitud por todo lo que sucede.
Sexta: Coloca notas positivas y de amor en lugares visibles de vuestra casa; en el baño, en las habitaciones, en la cocina... Expresa sentimientos de ternura, de generosidad, de cariño…, enséñale que realice lo que le hace feliz, sin dañarse, dañar a nadie, ni a la naturaleza…,
Séptima: Pide por el todos los días; Ofrécele atención, muestra tu interés por sus cosas, por su forma de pensar, de vivir, por sus sueños, y entrégale tiempo para compartir.
Octava: Enséñale a que no viva en el apego, ni en la dependencia, a que no se aferre…, edúcalo para que tome sus propias decisiones y sea responsable de ellas, que no se deje influir por las ideas de los demás, que sea fiel a él. Instrúyelo para que sea libre en cuerpo y alma…,

Si ahondamos en el interior de éstos puntos, podremos descubrir que se reducen a uno: El Amor Incondicional, y es imprescindible que ese amor esté presente en cada día, en cada hora, en cada segundo…

El texto anterior forma parte del capítulo “Una nueva forma de Vida” de mi libro: El Auténtico Maestro. 
Si quieres descubrir las respuestas a las preguntas como: ¿Qué sembramos en nuestros hijos? ¿Por qué los hijos de hoy no tienen valores ni sueños? ¿Cómo establecer una correcta comunicación con ellos?, te invito a leerlo. Una vez comiences su lectura, ya no habrá marcha atrás, porque la fuerza de su mensaje te acercará a la revelación de aspectos fundamentales que la Humanidad llevamos años buscando.

Gracias a todos vosotros por vuestra atención, por vuestro amor. Juan Cayuela

Para más información sobre el libro, PULSA AQUI

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